A pesar de los milenios de uso medicinal histórico del aceite de CBD (en culturas como la china o la India), se puede decir que la medicina basada en cannabinoides, como disciplina seria, está en su amanecer. La lista de afecciones que se han estudiado rigurosamente en ensayos clínicos es corta. Hay pocos registros oficiales y pocas investigaciones con suficiente recorrido. Pero gracias a su carácter de producto natural y a los testimonios positivos de miles de usuarios en todo el mundo, la comunidad científica internacional se atreve a afirmar que en general el aceite de CBD es beneficioso.
Este compuesto actúa sobre males muy extendidos en la vida moderna como la ansiedad, la depresión y el estrés, y sobre varios tipos de dolores crónicos. Muchos famosos han hecho público su apoyo a esta sustancia, y su uso para tratar glaucoma o la cruel fibromialgia.
Hasta el momento, las pruebas científicas más contundentes sobre la efectividad del CBD las encontramos, según doctores de la Universidad de Harvard, en casos extremos de epilepsia en niños (síndromes de Dravet y de Lennox-Gastaut) que no responden a los medicamentos contra convulsiones típicos de la industria farmacéutica. Tanto es así que, pese a considerarse todavía una medicina alternativa, la FDA, organismo regulador responsable de velar por la salud pública en Estados Unidos, aprobó recientemente el primer medicamento con CBD. Esto es un gran triunfo, y muchos laboratorios de todo el mundo están avanzando en sus investigaciones y presionando a reguladores para que el aceite de CBD deje de ser una alternativa futura y se convierta en una realidad presente. Actualmente se investiga el uso de aceite de CBD en enfermedades como Parkinson, esquizofrenia, diabetes y esclerosis múltiple. Investigadores de mercado como Market Research Future (MRFR) estiman que la valoración mundial del aceite de CBD podría crecer a una tasa anual del 125% de aquí a 2026, llegando a alcanzar los 2.2mm de dólares.
Sobre si el aceite de CBD podría ser dañino para la salud, nos encontramos en terreno resbaladizo. Aunque la OMS ha dado su visto bueno asegurando que no hay evidencias concluyentes de que el aceite de CBD puro sea peligroso (pues su consumo no muestra abuso o dependencia), algunos investigadores aseguran que son necesarios más estudios. Por un lado, y al igual que pasa con otros medicamentos, no a todas las personas les afecta de la misma forma. Por otro lado, dosis altas de CBD podrían no ser completamente inofensivas, pero todavía no se sabe con certeza qué cantidades y regularidad aplicar a según qué dolencias y a según qué paciente. Por ejemplo, cantidades elevadas podrían ser peligrosas para un hígado que ya esté dañado, aunque es una hipótesis. Y por último, y tal vez lo que más preocupa a algunos expertos, está el hecho de que se le dé consideración de complemento a otros medicamentos, ya que se sabe que afecta a los anticoagulantes, aumentando su cantidad en sangre, y esto podría llegar a ser peligroso.
Por ello, antes de decidirse a consumir aceite de CBD hay que recordar que no todo lo que se sabe de este compuesto va a misa y que es recomendable consultar con un médico antes de comenzar cualquier tratamiento regular.